"La profesión de enseñante es muy bonita y gratificante. Es
un gran estímulo para seguir ejerciéndola el poder ser testigo de cómo se
desarrollan y evolucionan los alumnos."
Desde siempre me han gustado las Matemáticas. Aunque cada materia
tiene su encanto, mis preferidas eran las Matemáticas, Química e Historia.
Definitivamente soy de Ciencias, como se suele decir. Pero mirando en
retrospectiva, quizás lo que me hizo decantarme por estudiar esta carrera fue
la experiencia que viví gracias a la Olimpiada Matemática Thales.
Cuando al terminar la Selectividad escuchaba a compañeros y
amigos decir que aún no tenían claro qué estudiar no lo entendía, ya que cuando
comencé el Bachillerato tenía ya decidido lo que quería, y fui escogiendo las
optativas en función de mi elección de carrera.
Posteriormente, ha
ampliado sus estudios: doctorado, C1 de Inglés… ¿Qué importancia tiene para
usted la formación permanente del profesorado?
En mi opinión, en todos los tipos de trabajo hay que
actualizarse. En mi caso, reconozco que tengo una inquietud interna que hace
que, aunque algún curso haya terminado muy agobiada por la carga de trabajo que
suponen los estudios adicionales, al poco tiempo vuelvo a embarcarme en algún
proyecto, ya sea de formación interna en el centro o externa.
Durante un tiempo,
ejerció como profesora en la Universidad. ¿Valora regresar a ella en un futuro?
La docencia en la Universidad y la docencia en Secundaria
son diferentes, y como todo en esta vida, ambas tienen sus ventajas y sus
inconvenientes. Las relaciones profesor-alumno son muy distintas y, aunque echo
de menos los conocimientos y conceptos matemáticos que explicaba en la UCO, el
trato en Secundaria con los alumnos es mucho más personal y directo. En su
momento, volver a mi puesto de Secundaria fue una decisión muy meditada y
difícil en la que influyeron muchos aspectos. Pero ya se sabe, en esta vida nunca
se puede decir “De esta agua no beberé”, así que, si en algún momento cambian
las condiciones, ¿por qué no? Sin embargo, por ahora prefiero mi situación
actual.
¿Es usted docente
vocacional?
Sin duda alguno. Lo llevo en la sangre. Durante un tiempo
intenté resistirme, trabajando en otro tipo de actividad totalmente diferente,
pero al final claudiqué.
La profesión de enseñante es muy bonita y gratificante. Es
un gran estímulo para seguir ejerciéndola el poder ser testigo de cómo se
desarrollan y evolucionan los alumnos. Pero el día a día puede ser a menudo muy
complicado, especialmente en mi materia, que no suele ser la más popular. Por
eso, creo que los docentes debemos ser, con mayor razón que en otros tipos de
ocupaciones, vocacionales, ya que si no este trabajo puede convertirse en uno muy
duro y frustrante.
Imaginamos que habrá
influido en la elección de su profesión el hecho de que sus padres hayan sido
docentes.
Supongo que sí, aunque de forma totalmente involuntaria por
su parte. De hecho, recuerdo que cuando hablé de dedicarme a esto intentaron
quitarme la idea de la cabeza, ya que ellos conocían y experimentaban las
dificultades de este trabajo, dificultades que la gente que no se dedica a ello
no es consciente de que existan.
¿Qué aspectos
positivos ve en la enseñanza en la actualidad? ¿Y negativos?
Los estudiantes de ahora tienen la ventaja de que las
tecnologías actuales abren nuevas posibilidades a la educación. Nuestro entorno
cambia a gran velocidad, debido a nuevos avances, y la enseñanza puede favorecerse
de las nuevas herramientas que se ponen al alcance de nuestra mano. El
profesorado, asimismo, también tiene a su disposición más variedad de
actividades formativas, y la formación del profesorado redunda en beneficio de
su alumnado. Sin embargo, desde mi punto de vista, se está perdiendo la cultura
del esfuerzo. Lo peor no son los efectos perjudiciales que esto pueda suponer
en el rendimiento académico actual de nuestro alumnado, sino que puede devenir
en el futuro en una intolerancia al fracaso que ya se está observando en otras
sociedades ligeramente más avanzadas que la nuestra. Además, en mi opinión, se
ha desprestigiado socialmente la figura del profesor y del maestro.
Es usted una gran
viajera. En el caso de que tuviera que vivir en él, ¿qué país europeo elegiría
y por qué?
¡En mi tierra! Me encanta viajar, creo que es una
experiencia muy enriquecedora que abre la mente porque te permite conocer otras
culturas y tradiciones: en definitiva, otras formas de ver la vida y
enfrentarse a ella. Pero, a la vez, al menos hasta ahora, también ha hecho
posible que aprecie, por comparación, lo que tenemos aquí: nuestras costumbres,
nuestra gente, nuestro entorno, nuestra gastronomía, nuestro clima,… Me gusta
mucho irme, pero también regresar.
¿Qué le desea al IES
“Ricardo Delgado Vizcaíno” en su vigésimo aniversario?
En esta efeméride tan importante para el Centro (que en sus
inicios nació como una sección delegada del IES Los Pedroches para posteriormente independizarse), desearía que el
esfuerzo, dedicación e ilusión de este claustro de profesores se traduzca en
que podamos celebrar muchos aniversarios más.
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