jueves, 6 de febrero de 2020

TORNEO RURAL DE DEBATE

Os voy a hablar de la mañana más alucinante de mi vida. El 28 de noviembre acudimos al Torneo Rural de Debate de Peñarroya- Pueblonuevo. Al llegar allí, todo el equipo estaba muy nervioso, pero nuestra excelente profesora supo transmitirnos toda la tranquilidad que necesitábamos. Cuando nos indicaron donde íbamos a competir, fuimos directos hacia allí sin esperar ni un minuto. Una vez allí, estuvimos esperando al equipo contra el que competíamos y, mientras tanto, nos estuvimos fijando en quién era nuestro jurado. Por fin llegó el equipo contrincante y empezamos a debatir y, al terminar, hasta nosotros mismos nos quedamos sorprendidos de lo bien que lo habíamos logrado hacer. Fue una gran satisfacción poder escuchar todas las cosas positivas por parte del jurado, al igual que las negativas puesto que nos ayudó a mejorar en los siguientes debates. Yo no pude sentirme mejor cuando me comunicaron que había sido la mejor oradora de nuestro primer debate. Fue una de las mejores noticias que me han dado en la vida y me hizo tener más ganas de debatir.
Después hicimos un breve descanso hasta que llegó el siguiente equipo, que estaba formado por personas de S
egundo de Bachillerato. Nosotros estábamos bastante asustados, pero gracias a los profesores don Aurelio y doña Rocío supimos sacar toda la valentía posible y debatir con todas nuestras fuerzas. Fue un debate muy reñido puesto que eran chicas muy bien preparadas y, por lo tanto, un equipo muy fuerte. Al terminar, mi equipo y yo nos sentimos más eufóricos que nunca puesto que sentíamos que en el debate habíamos estado a la altura de un equipo que nos superaba en edad. Después de eso, nos tocó trasladarnos a otro lugar para seguir debatiendo, en este caso con gente más tímida y con menos experiencia. Disfrutamos mucho este debate, demostrando todo lo que habíamos trabajado las semanas anteriores. Después llegó la hora de la comida. Este rato nos sirvió para relacionarnos con gente de otros equipos y de muchísimos lugares distintos y compartir diferentes ideas, al igual que recibir apoyo y darlo a otros equipos. Después de la comida, anunciaban quién pasaba a cuartos de final. Mi equipo y yo nos mordíamos las uñas porque nuestro mayor deseo era pasar. Con las manos bien apretadas entre nosotros y con los dedos cruzados, anunciaron que uno de los equipos que pasaba era el nuestro. Nos pusimos a gritar de alegría y a felicitarnos. Tocaba volver a debatir. 
Nos tocó enfrentarnos a un equipo que lo había formado nuestra antigua orientadora. El cansancio en mi equipo se empezaba a notar, pero aun así nos esforzamos todo lo que pudimos. Después nos tocó enfrentarnos a uno de los momentos más duros y era saber si pasábamos o no a la semifinal. Todos nerviosos y con el corazón a mil fuimos conocedores de que pasábamos a la semifinal y aunque se notaba el desgaste de un día agotador y de muchas emociones lo dimos todo. El otro equipo era también de Segundo de Bachillerato, con el que nos encontramos muchas sorpresas, aunque sin lugar a dudas, todas estas nos hicieron aprender como nunca.
Desgraciadamente y por muy poco, no conseguimos ganarle a ese equipo y, por lo tanto, nos quedamos a las puertas de la final. Puede sonar un poco amargo, pero nosotros estábamos tan orgullosos de todo esto y de todo el trabajo que habíamos realizado que nos fuimos con una victoria personal. Cada uno de nosotros se sintió ganador por haber llegado tan lejos. Una vez llegados al pueblo, nos fuimos a descansar y al día siguiente obtuvimos todas las felicitaciones por parte de nuestro profesorado. Gracias a esta oportunidad tuve una de las mejores experiencias de mi vida.


                                Gloria Domínguez Calero, 4º ESO A






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