Gloria Amor García (Pozoblanco, 1994) fue alumna de nuestro Centro, donde cursó sus estudios de Secundaria Obligatoria entre los años 2006 y 2010.
¿Cómo fue tu experiencia en el IES “Ricardo Delgado
Vizcaíno”?
Siempre que comienzas una nueva etapa, las ganas y el miedo suelen ir de la mano; aún más si sabes que lo nuevo implica grandes cambios, como ocurre cuando pasas del colegio al instituto.
Sin embargo, para mí, la segunda de estas sensaciones
desapareció apenas entré por la puerta del aula. Lo que yo imaginaba como algo distante
o frío, se convirtió en un entorno en el que, dentro de la complejidad que
conlleva pasar a un curso mayor, la tranquilidad y la distensión se palpaban de
manera clara. Y así, cada año superado, suponía un plus de bienestar.
En el terreno educativo, tengo que destacar la enorme suerte
que tuvimos mis compañeros de promoción y yo. Cada uno de los profesores dieron
lo mejor de sí para formarnos en cada uno de los ámbitos que les competían. Y
yo, personalmente, destaco el buen nivel de Inglés y Matemáticas. Asignaturas
que, a pesar de su dificultad, profesores como doña Juani o don Manuel hicieron
que llegase a disfrutarlas.
En el IES "Ricardo Delgado Vizcaíno" también tuve la suerte de
conocer a personas maravillosas que me aportaron muchos momentos de felicidad.
Allí forjé amistades que todavía conservo y que sé que son para siempre.
Por eso, cuando tuve que abandonar el centro para continuar
con mi formación, llegué a sentir un vacío, pues era perfectamente consciente
de que la sensación de protección impropia de un IES ya no iba a acompañarme en
las siguientes etapas de mi vida.
¿Qué recuerdos tienes de tu paso por el Centro?
En general, muy agradables.
El primer año quedó marcado con un amargo suceso que
sobrecogió a todo el Centro. Pero el calor y la alegría que arropaban a cada
uno de los que allí pasábamos el tiempo hicieron
que viviera momentos muy felices.
Como para cada niño, los días de excursión eran los más deseados y yo tengo que
destacar el viaje a Sierra Nevada y el viaje de final de curso a Salou y
Barcelona entre los más divertidos de los que he tenido la suerte de vivir.
También tengo muy buenos recuerdos del ambiente tan cómodo
que había dentro de las clases, tanto entre los alumnos y profesores, como
entre los compañeros entre sí; siempre dentro del respeto y sabiendo que no se
podían sobrepasar ciertos límites. Todo ello contribuía a hacer de la
convivencia una relación de entendimiento y bienestar en la que estaba presente
la educación y la formación.
¿Alguna anécdota que contar de aquellos años?
Me resultaría complicado destacar algún hecho concreto.
Podría hablar de las clases de Tecnología en el taller, cuando con apenas trece años nos sentíamos
verdaderos carpinteros, utilizando la segueta para crear proyectos muy
interesantes; las clases de Música donde teníamos la posibilidad de examinarnos
con el teclado de un piano, dejando atrás la recurrente flauta; los corros de Francés
con don Jacinto, con los que aprender vocabulario dejaba de ser aburrido para
pasar a ser un reto con su consiguiente motivación; las clases de Educación
Física colaboraron en gran medida a fortalecer el vínculo de amistad entre los
alumnos y compañeros, pues la mayor parte de las actividades que teníamos que
realizar se basaban en la colaboración y la cooperación, mediante las clases de
acrosport, coreografías grupales, bádminton, voleibol y las demás que requerían
que ese vínculo estuviera presente para poder desempeñarlas.
Pero, dejando a un lado el aspecto académico, quizás resaltaría
la fiesta de fin de curso, cuando nos tuvimos que despedir del Centro. Éramos
los mayores y nos tocaba protagonizar ese día, recogíamos las orlas y
finalizaba una etapa que, sin duda, iba a marcar nuestras vidas. Recuerdo que
los sentimientos de alegría, ilusión y de nuevo, el miedo a los que he aludido al comienzo de esta entrevista, volvían a estar
presentes. Quizás la preocupación por separar nuestros caminos y dejar de vernos
a diario, hicieron que especialmente viviéramos unos días de final de curso llenos
de armonía y buenos momentos.
¿Dónde cursaste el Bachillerato? ¿Te resultó fácil?
Cursé el Bachillerato en el IES “Los Pedroches”.
Lógicamente, el grado de complejidad aumentó
considerablemente. Los alumnos que procedíamos del IES “Ricardo Delgado
Vizcaíno” tuvimos que atravesar la transición derivada del cambio de Centro,
profesorado, dinámica y costumbres.
Yo me decanté por la modalidad de Ciencias Sociales y,
personalmente, la asignatura de filosofía fue la que más “dolores de cabeza” me
supuso, ya que la forma de estudiarla y trabajarla era completamente diferente
a lo que estaba acostumbrada.
Por lo que a las demás asignaturas se refiere, el tiempo de
estudio era superior a lo que había que dedicarle en la ESO por su mayor
contenido y dificultad.
¿Qué carrera estudiaste? ¿Por qué la elegiste?
Estudié Derecho en la Universidad de Córdoba.
Mi intención desde pequeña era estudiar idiomas,
concretamente, Inglés. La asignatura me apasionaba realmente. Pero fue en el
momento de elegir las posibles opciones, una vez aprobada la selectividad,
cuando me decanté por Derecho. Hasta entonces no sabía si aquello iba a
encajar conmigo porque en ningún momento previo a cursar la carrera recibimos formación
en este campo, pero tenía curiosidad por saber un poco sobre aquello. Este
motivo junto al amplio campo de posibilidades laborales que se derivan del
ámbito jurídico hicieron que lo eligiera como primera opción.
¿A qué te dedicas profesionalmente en la actualidad?
Actualmente estoy preparándome las oposiciones para el Cuerpo
de Letrados de la Administración de Justicia, habiendo superado las dos
primeras pruebas del proceso selectivo y
estando a la espera del tercer examen.
Desde que terminé la carrera, me dediqué por completo a la
oposición, estudiando diez-doce horas diarias y con un solo día de descanso a
la semana durante tres años y medio. Ahora, que estoy casi llegando a la meta,
me doy cuenta de que es la mejor elección de mi vida a pesar del sacrificio,
pues la recompensa es inconmensurable.
¿Cuáles son tus “hobbies” preferidos?
En estos últimos años no he tenido demasiado tiempo libre
para dedicarlo a otras cosas que no fuera estudiar. Aprovechaba cada periodo de
vacaciones para viajar, que es algo que amo. Además de eso, me gusta leer, ver
series y películas; salir a caminar me relaja y ayuda mucho. También escucho
mucha música porque consigo evadirme con ello y me transmite muy buena energía.
Aunque tengo que destacar los momentos
en los que estoy con mi familia y amigos, creo que esa es mi afición favorita y
la que más feliz me hace.
¿Qué le recomiendas al alumnado del IES “Ricardo Delgado
Vizcaíno”?
Aunque considero que soy la primera a la que le queda mucho
por aprender de la vida en general y, en base a ello, no me veo lo
suficientemente experimentada como para influir de modo trascendente en
alguien, hasta ahora hay algo que he aprendido e interiorizado de forma tajante:
Hay que saber exprimir, aprovechar y sacar el máximo rendimiento a cada etapa
que la vida te ofrece, es decir, no desaprovechar los conocimientos, las
personas y las experiencias que se pongan por delante en un momento determinado
ya que, una vez pasadas, no volverán a darse, por lo que es importante ser
consciente de que, tengamos la edad que sea, siempre disponemos de la
oportunidad de poder aprender algo de alguien; por lo que mostrar pasividad
sobre todo ello solo contribuirá a crear una ignorancia que no es sino fruto de
lo que nosotros hemos consentido.
Dirigiéndome directamente a vosotros, los alumnos, os diría
que sois muy afortunados tanto por poder gozar de una educación digna y que os
brinda la posibilidad de poder formaros y llegar a cumplir vuestros sueños
(algo que no es posible en otros lugares del mundo), como por tener una edad
perfecta para poder hacer de vosotros lo que deseáis. No lo desaprovechéis.
Muchas gracias, Gloria, y mucha suerte con las oposiciones.
Muchas gracias, Gloria, y mucha suerte con las oposiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario