martes, 3 de abril de 2018

ENTREVISTA A DON ANTONIO MARÍA CABRERA CALERO


“Creo que se hicieron algunas cosas nuevas, bastantes, en el centro en aquellos años, por parte de todo el mundo.”


Don Antonio María Cabrera Calero  nació en Pozoblanco el 1 de febrero de 1969 y es
Licenciado en Ciencias (Geología) por la universidad de Granada.

¿En qué período ejerció como director del IES Ricardo Delgado Vizcaíno?

Durante 5 años: cursos 2010-2011 al 2014-1015

 Antes de su llegada al Centro, usted había ejercido la docencia en otros destinos. ¿Puede contarnos su trayectoria profesional anterior a su etapa como director?

Como hijo de vaquero, empecé mi trayectoria laboral muy temprano, de niño, y dado lo incansable de mi padre, pocas faenas del campo (animales y olivos) me fueron ajenas. Pero si hablamos de docencia, empecé esta profesión bastante temprano, con 25 años. Mi primer destino fue el IES Alto Guadiato de Peñarroya-Pueblonuevo, donde ejercí durante mis primeros 4 cursos. Luego, tras un breve paso por Córdoba en el IES Santa Rosa de Lima (situado en el Campo de la Verdad, sector sur), recalé durante dos cursos en Hinojosa del Duque, en el IES Jerez y Caballero. Y desde allí me trasladé al Ricardo, donde he permanecido entre el 2001 y el 2014, es decir, la mayor parte de mi vida profesional.

¿Cómo y en qué circunstancias llegó a la dirección del Centro?

 Pues por carambolas del destino, como tantas cosas en la vida. Ya había sido durante cuatro años secretario del centro con Rafael Sastre y por ello Carmen Rovi, la directora que lo sustituyó, me “reclutó” para la secretaría cuando Alejandro Gómez se trasladó a Puertollano. Al marcharse Carmen, no había demasiados candidatos a coger la dirección, la cosa estaba entre Bartolomé y yo, y parece que saqué la pajita más corta…

¿Qué recuerdos guarda de aquella época?

 Muchos, pues fueron bastantes años y eso, con el material humano que maneja un centro (alumnos, familias, profesorado y resto de personal), da para muchas anécdotas, divertidas y no tanto, cada cual recordará las suyas.
Pero, anímicamente, recuerdo la vaga sensación de tener un peso (la responsabilidad) constantemente encima de la cabeza; aunque también la grata sensación del deber cumplido, de saber que de alguna manera estabas contribuyendo al mantenimiento de un ambiente adecuado para el crecimiento y desarrollo personal de muchos chicos y chicas, y laboral de un equipo de profesionales. Cuando cedí el testigo a Elena (a la que estaré eternamente agradecido), sentí una increíble sensación de alivio, de que no tuvimos en esos años ninguna pérdida irreparable por el camino.

 ¿Lo marcó de alguna manera su paso por el Centro?

 Todas las experiencias vitales te marcan, y esta de ser director, sin duda lo hizo. Creo que fue una etapa acelerada de crecimiento y maduración como persona, de aprendizaje y puesta en práctica de habilidades sociales o tareas desconocidas hasta entonces para mí, de tener que hacer de tripas corazón en más de una ocasión. Creo que tras el paso salí siendo una persona más completa y, sin duda, con una visión más fidedigna de cómo funciona el sistema educativo andaluz y ese gran misterio que es la naturaleza humana.

 ¿Qué objetivos considera que cumplió en su etapa como director?

 Considero que todos tenemos dentro muchas buenas ideas, cualidades y potencialidades, y lo único que necesitamos es un empujoncito. Desde el equipo directivo (pues éramos realmente un equipo, Gabi, Bartolomé, Elena y yo), intentamos que nuestra labor al frente del centro fuera la de facilitar en la medida de lo posible que esas iniciativas que nos llegaban al despacho de dirección-jefatura, por parte del profesorado, pero también del alumnado o del AMPA, prosperaran. Y las que no nos parecían tan factibles, intentar encauzarlas. Creo que se hicieron algunas cosas nuevas, bastantes, en el centro en aquellos años, por parte de todo el mundo. Y lamentaría haber sido un obstáculo para las que no se llevaran a cabo.

 ¿Le quedó alguna espina clavada, algún objetivo sin cumplir?

 Siempre quedan proyectos en el cajón, pero es ley de vida, pues hay limitaciones de tiempo y de energías, y además hay que dejar trabajo para los que llegan después. Espinas clavadas las hubo, pero ya las he olvidado. Quizá no haber agradecido lo bastante a todos los que facilitaron nuestra labor, que fueron muchos, desde todos los estamentos del centro; o no haber pedido suficientes disculpas a los que sin duda contrariamos, sin quererlo o queriéndolo, pero pensando que era lo menos malo.

 Tras su paso por el IES Ricardo Delgado Vizcaíno, ha continuando ejerciendo la labor docente. ¿Puede contarnos cuál ha sido su posterior destino?

 Pues ya llevo tres cursos en el IES Ibrahim Al Baytar de Arroyo de la Miel (Málaga), al que me incorporé como profesor de a pie y en el que he redescubierto de nuevo la interesante labor de enseñar ciencias, pues quizá durante los años de dirección no pude dedicarme a ello en la medido que yo querría.

 ¿Ha notado alguna diferencia con el Ricardo?
 
Todas. Es un centro de unos mil alumnos de hasta 40 nacionalidades. Con un alumnado y claustro tan numeroso no hay lugar apenas al intercambio de ideas, la gestión está mucho más centralizada y menos abierta. Puedo deciros que se hacen muchas menos actividades que las que veo que se llevan a cabo en el Ricardo, y eso son experiencias que el alumnado deja de recibir... Y echar un vistazo a la sala de profesores y no encontrarme con José Luis, Félix, los Rafas, Juani y Carmen, Manolo y tantos y tantos otros compañeros… es algo irreemplazable, pues eran personas estupendas y el cargo de director siempre te hace tener una relación no tan cercana.
Pero la vida sigue y en absoluto estoy descontento, todo lo contrario.

 Pero usted no solo es profesor. Además de la enseñanza, ¿tiene otras inquietudes?

Por supuesto.
Hace un par de años que dejé la labor editorial (he colaborado con Oxford University Press durante casi 20 años y eso han sido muchos fines de semana, vacaciones y trasnochadas invertidas en la redacción de textos y demás) y ahora puedo dedicarme a otras cosas.
Principalmente ando metido en la investigación sobre la historia de la minería en Los Pedroches. He escrito algunos artículos y presentado comunicaciones a congresos sobre ello, como al 11º Congreso Internacional de Historia de la Minería (Linares, 2016). De hecho, acabo de finalizar un artículo para la revista De Re Metallica con un inglés, Robert Vernon (un señor de setenta y pico que lleva más de 40 años estudiando la presencia inglesa en la minería española), sobre las minas de La Solana (Belalcázar). Y siempre está en el tintero sacar a la luz un libro sobre el tema…
En Málaga he cambiado un poco la montaña por el mar, la naturaleza de Los Pedroches es incomparablemente más rica que los Montes de Málaga, y disfruto bastante dándome mis chapuzones por alguna de las calitas de Benalmádena, los días que salgo algo más temprano. Si bien, recomiendo esta tierra entre octubre y mayo, pues ofrece un clima muy benigno, para el verano prefiero mi casa del pueblo o el norte.

 Para finalizar, ¿qué le desea a la comunidad educativa del IES Ricardo Delgado Vizcaíno en su vigésimo aniversario?

 Compartir con ella el orgullo de pertenecer, o haber pertenecido, a una comunidad humana viva, que se ha preocupado de ofrecer una educación de calidad y diversificada a un grupo de personas, reducido pero muy diverso. Valor y energía para perseverar en dicho esfuerzo. Uno se para, despacio, a observar a nuestros chicos y chicas cuando, cosa no usual, están callados haciendo un examen y no puede dejar de pensar que hay motivos para la esperanza, que vienen otros que tomarán el relevo y continuarán la aventura de ser humanos.

Gracias por darme esta oportunidad de compartir un ratito con vosotros.

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