“Creo que se hicieron algunas cosas
nuevas, bastantes, en el centro en aquellos años, por parte de todo el mundo.”
Don Antonio María Cabrera Calero
nació en Pozoblanco el 1 de febrero de 1969 y es
Licenciado en Ciencias (Geología) por la universidad de Granada.
¿En
qué período ejerció como director del IES Ricardo
Delgado Vizcaíno?
Durante 5 años: cursos 2010-2011 al
2014-1015
Antes
de su llegada al Centro, usted había ejercido la docencia en otros destinos.
¿Puede contarnos su trayectoria profesional anterior a su etapa como director?
Como hijo de vaquero, empecé mi
trayectoria laboral muy temprano, de niño, y dado lo incansable de mi padre,
pocas faenas del campo (animales y olivos) me fueron ajenas. Pero si hablamos
de docencia, empecé esta profesión bastante temprano, con 25 años. Mi primer
destino fue el IES Alto Guadiato de
Peñarroya-Pueblonuevo, donde ejercí durante mis primeros 4 cursos. Luego, tras
un breve paso por Córdoba en el IES Santa
Rosa de Lima (situado en el Campo de la Verdad, sector sur), recalé durante
dos cursos en Hinojosa del Duque, en el IES Jerez
y Caballero. Y desde allí me trasladé al Ricardo, donde he permanecido
entre el 2001 y el 2014, es decir, la mayor parte de mi vida profesional.
¿Cómo
y en qué circunstancias llegó a la dirección del Centro?
Pues por carambolas del destino, como
tantas cosas en la vida. Ya había sido durante cuatro años secretario del
centro con Rafael Sastre y por ello Carmen Rovi, la directora que lo sustituyó,
me “reclutó” para la secretaría cuando Alejandro Gómez se trasladó a
Puertollano. Al marcharse Carmen, no había demasiados candidatos a coger la
dirección, la cosa estaba entre Bartolomé y yo, y parece que saqué la pajita
más corta…
¿Qué
recuerdos guarda de aquella época?
Muchos, pues fueron bastantes años y eso,
con el material humano que maneja un centro (alumnos, familias, profesorado y
resto de personal), da para muchas anécdotas, divertidas y no tanto, cada cual
recordará las suyas.
Pero, anímicamente, recuerdo la vaga
sensación de tener un peso (la responsabilidad) constantemente encima de la
cabeza; aunque también la grata sensación del deber cumplido, de saber que de
alguna manera estabas contribuyendo al mantenimiento de un ambiente adecuado
para el crecimiento y desarrollo personal de muchos chicos y chicas, y laboral
de un equipo de profesionales. Cuando cedí el testigo a Elena (a la que estaré
eternamente agradecido), sentí una increíble sensación de alivio, de que no
tuvimos en esos años ninguna pérdida irreparable por el camino.
¿Lo
marcó de alguna manera su paso por el Centro?
Todas las experiencias vitales te marcan,
y esta de ser director, sin duda lo hizo. Creo que fue una etapa acelerada de
crecimiento y maduración como persona, de aprendizaje y puesta en práctica de
habilidades sociales o tareas desconocidas hasta entonces para mí, de tener que
hacer de tripas corazón en más de una ocasión. Creo que tras el paso salí
siendo una persona más completa y, sin duda, con una visión más fidedigna de
cómo funciona el sistema educativo andaluz y ese gran misterio que es la
naturaleza humana.
¿Qué
objetivos considera que cumplió en su etapa como director?
Considero que todos tenemos dentro muchas
buenas ideas, cualidades y potencialidades, y lo único que necesitamos es un
empujoncito. Desde el equipo directivo (pues éramos realmente un equipo, Gabi,
Bartolomé, Elena y yo), intentamos que nuestra labor al frente del centro fuera
la de facilitar en la medida de lo posible que esas iniciativas que nos
llegaban al despacho de dirección-jefatura, por parte del profesorado, pero
también del alumnado o del AMPA, prosperaran. Y las que no nos parecían tan
factibles, intentar encauzarlas. Creo que se hicieron algunas cosas nuevas,
bastantes, en el centro en aquellos años, por parte de todo el mundo. Y
lamentaría haber sido un obstáculo para las que no se llevaran a cabo.
¿Le
quedó alguna espina clavada, algún objetivo sin cumplir?
Siempre quedan proyectos en el cajón,
pero es ley de vida, pues hay limitaciones de tiempo y de energías, y además
hay que dejar trabajo para los que llegan después. Espinas clavadas las hubo,
pero ya las he olvidado. Quizá no haber agradecido lo bastante a todos los que
facilitaron nuestra labor, que fueron muchos, desde todos los estamentos del
centro; o no haber pedido suficientes disculpas a los que sin duda
contrariamos, sin quererlo o queriéndolo, pero pensando que era lo menos malo.
Tras
su paso por el IES Ricardo Delgado
Vizcaíno, ha continuando ejerciendo la labor docente. ¿Puede contarnos cuál
ha sido su posterior destino?
Pues ya llevo tres cursos en el IES
Ibrahim Al Baytar de Arroyo de la Miel (Málaga), al que me incorporé como
profesor de a pie y en el que he redescubierto de nuevo la interesante labor de
enseñar ciencias, pues quizá durante los años de dirección no pude dedicarme a
ello en la medido que yo querría.
¿Ha
notado alguna diferencia con el Ricardo?
Todas. Es un centro de unos mil alumnos
de hasta 40 nacionalidades. Con un alumnado y claustro tan numeroso no hay
lugar apenas al intercambio de ideas, la gestión está mucho más centralizada y
menos abierta. Puedo deciros que se hacen muchas menos actividades que las que
veo que se llevan a cabo en el Ricardo, y eso son experiencias que el alumnado
deja de recibir... Y echar un vistazo a la sala de profesores y no encontrarme
con José Luis, Félix, los Rafas, Juani y Carmen, Manolo y tantos y tantos otros
compañeros… es algo irreemplazable, pues eran personas estupendas y el cargo de
director siempre te hace tener una relación no tan cercana.
Pero la vida sigue y en absoluto estoy
descontento, todo lo contrario.
Pero
usted no solo es profesor. Además de la enseñanza, ¿tiene otras inquietudes?
Por supuesto.
Hace un par de
años que dejé la labor editorial (he colaborado con Oxford University Press
durante casi 20 años y eso han sido muchos fines de semana, vacaciones y
trasnochadas invertidas en la redacción de textos y demás) y ahora puedo
dedicarme a otras cosas.
Principalmente
ando metido en la investigación sobre la historia de la minería en Los
Pedroches. He escrito algunos artículos y presentado comunicaciones a congresos
sobre ello, como al 11º Congreso Internacional de Historia de la Minería
(Linares, 2016). De hecho, acabo de finalizar un artículo para la revista De Re
Metallica con un inglés, Robert Vernon (un señor de setenta y pico que lleva
más de 40 años estudiando la presencia inglesa en la minería española), sobre
las minas de La Solana (Belalcázar). Y siempre está en el tintero sacar a la
luz un libro sobre el tema…
En Málaga he
cambiado un poco la montaña por el mar, la naturaleza de Los Pedroches es
incomparablemente más rica que los Montes de Málaga, y disfruto bastante
dándome mis chapuzones por alguna de las calitas de Benalmádena, los días que
salgo algo más temprano. Si bien, recomiendo esta tierra entre octubre y mayo,
pues ofrece un clima muy benigno, para el verano prefiero mi casa del pueblo o
el norte.
Para
finalizar, ¿qué le desea a la comunidad educativa del IES Ricardo Delgado Vizcaíno en su vigésimo aniversario?
Compartir con ella el orgullo de
pertenecer, o haber pertenecido, a una comunidad humana viva, que se ha preocupado
de ofrecer una educación de calidad y diversificada a un grupo de personas,
reducido pero muy diverso. Valor y energía para perseverar en dicho esfuerzo.
Uno se para, despacio, a observar a nuestros chicos y chicas cuando, cosa no
usual, están callados haciendo un examen y no puede dejar de pensar que hay
motivos para la esperanza, que vienen otros que tomarán el relevo y continuarán
la aventura de ser humanos.
Gracias por darme esta oportunidad de
compartir un ratito con vosotros.